Paradójicamente, la
especie humana es tolerante con lo intolerable, e intolerante
con el resto. Es fuerte con el débil, y débil y afectuoso con el
fuerte; gritamos y maltratamos a quienes nos quieren y callamos y
nos mantenemos serviles y sumisos ante quien nos trata a
patadas.
Iremos colocando por aquí todo lo que nos vaya llegando sobre
conductas que la sociedad no debería permitir. Y animamos a que
cada cual aporte lo que sepa y pueda, aunque sea un solitario
granito de arena, para construir un muro que nos proteja de
quienes nunca han respetado a nadie.
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