Cuaderno de apuntes
01-06-2008

Conocernos mejor

Todos, nadie se salva, tenemos cosas buenas y cosas malas. Pero no solemos prestar la suficiente atención al autoconocimiento. Es más habitual el estudio de cualquier otro tema que estudiar como somos nosotros mismos.

El objetivo del autoconocimiento es mejorar lo que se pueda mejorar y utilizar nuestras ventajas.

Empezaremos por dar nombre a lo que sentimos, a las emociones que van surgiendo, o que no nos abandonan, y pensaremos en sus posibles causas. Con total sinceridad, por supuesto. Por ejemplo:

-Siento rabia porque se va de vacaciones y yo me quedo aquí.

-Siento envidia porque gana mucho más dinero y puede permitirse un nivel de vida que yo nunca podré alcanzar.

-Siento tristeza porque sé que esa persona me ha apartado de su vida.

-Siento rencor porque me ha traicionado.

Seguidamente debemos reflexionar sobre la pista que nos están dando estas emociones. La misma pista apunta el mejor camino a seguir. Y, sobre todo, la reflexión debería conducirnos a eliminar las emociones perjudiciales, a sentirnos bien.

La tristeza tal vez me puede indicar que soy demasiado pasivo con lo que me rodea. Tal vez con una simple llamada podría comprobar que esta persona también está triste por haberse apartado y que en realidad quiere tener una buena relación conmigo. Si no fuera así, si ella insistiera en apartarse de mi, no merece mi tristeza. Y, por tanto, debo aprender a no malgastar mis emociones inútilmente, a concentrar mis fuerzas en algo más positivo.

La rabia tal vez me dice que sólo veo las cosas parcialmente. Yo me fui antes de vacaciones y la otra persona se quedó haciendo mi trabajo. Debo mirar todos los puntos de vista y, si lo hago, sé que merece irse de vacaciones y debo alegrarme por ello.

La envidia puede decirme que si mantengo esta actitud siempre seré un infeliz. Si tengo la costumbre de compararme con los demás, siempre encontraré alguien que me supere y lo pasaré mal. Debo plantearme disfrutar de lo bueno que tengo yo (tal vez él tenga más dinero pero yo tengo una relación de pareja fenomenal) y prestar menos atención a lo inevitable: no soy el director del mundo.

El miedo a hablar en público me indica que mañana mismo debo apuntarme a un curso para dejar este tema zanjado de una vez por todas.

Una vez leído e interpretado el mensaje de nuestras emociones, tal vez debamos ajustar nuestras espectativas, la interpretación de la realidad, y nuestra reacción frente a ella. Por ejemplo, centrarse en lo malo y no saber apreciar lo bueno es una costumbre demasiado generalizada.

Las emociones son algo muy particular. Cien personas pueden sentir cien cosas diferentes a partir de un hecho común. Porque las emociones se forman a partir de nuestras vivencias anteriores. Un gato no sentirá miedo al ver una plancha a menos que se haya quemado antes con una. De lo que se trata es de conocernos y detectar las causas que nos tienden a debilitar para pasar a la acción y conseguir sentirnos cómodos con lo que nos rodea. Todo ello consolidará la confianza en nosotros mismos y evitarán miedos innecesarios. Y, al fin y al cabo, viviremos mejor.

 

 

 

Web hosting by Somee.com