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El alcohol aplicado al estrés

La obsesión mundial por el tener, frente al ser, y el carácter competitivo de la humanidad, hace que la presión sobre las personas sea cada vez mayor.

Para obtener más ventas hay que reducir precios y producir más. Y para ello, reducir la plantilla. Pero, eso sí, haciendo el mismo trabajo, por no decir más. Está de moda sobresaturar la capacidad de trabajo a casi todos los niveles, sobre todo en el área administrativa y en el entorno de los ejecutivos.

Hay un momento en el que esta presión, que lleva a admitir la imposibilidad de satisfacer las exigencias impuestas, no puede asimilarse. La mente se desborda y el cuerpo acusa el malestar.

Pero, ¡caramba!, una copita, una cervecita, o una comida bien regada, relajan eficazmente. El camino es más fácil. Seguimos, que todo se soluciona.

Ya tenemos la solución: cuando nos ponemos a cien, un chute de ginebra nos regenera. Sólo hay un problema: el alcohol es adictivo y, como todo lo adictivo, los efectos deseados disminuyen y la dosis tiene que ir en aumento.

Es entonces cuando la mente justifica cualquier ocasión para conseguir el merecido premio. Las comidas de negocios, un desayuno (aunque no tengamos hambre), las cenas, o los encuentros a la hora del aperitivo, son aprovechados para conseguir esa benefactora sustancia que nos ayuda a soportar el día. 

El alcohol que antes era un relajante, ahora es obligatorio. Sin él, sin su ayuda, ya no se es capaz siquiera de plantearse la propia existencia. Para funcionar, hay que beber. Los efectos calmantes van paliándose y los efectos secundarios van en aumento exponencial. Y no hay ninguno bueno: agresividad, bajo rendimiento, castigo de la salud, pérdida de la noción de la realidad, etc.

Llega un momento en el que no se puede hacer nada sin beber y, bebiendo, tampoco. El "mono" impide la concentración; la bebida, nos inhibe las facultades mentales. Un callejón peligroso.

Beber para calmar el estrés no soluciona el problema y añade bastantes más, mucho más peligrosos. Hay que evitar este camino o salirse antes de que sea demasiado tarde.
 

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